Cuando sopla noroeste, los marineros del municipio arousano no descansan; hacen guardia en el muelle para evitar que una ráfaga envenenada se lleve sus embarcaciones
Sigilosamente, el viento cambia de dirección y comienza a soplar desde el noroeste. Los vecinos de A Illa de Arousa han detectado esta situación muchas veces en los últimos meses. Para cualquier otra persona, este cambio puede pasar desapercibido, pero para los marineros isleños puede ser la diferencia entre tener o no tener barco al día siguiente. Así que a la primera ráfaga que llega a tierra se lanzan preocupados hacia el muelle de O Xufre y allí hacen guardia hasta que el caprichoso eolo vuelve a cambiar su rumbo. Da igual que sean las diez de la noche o las tres de la mañana: cuando sopla noroeste siempre hay gente en el muelle, mirando inquieta hacia el mar y dispuesta a salir hacia su embarcación si la cosa se pone fea. Por fortuna, esas guardias no suelen durar mucho, porque así como llega, tras unas pocas horas el viento vuelve a girar y los isleños respiran otra vez tranquilos.
Los marineros que llevan ya muchos noroestes a sus espaldas lo han bautizado como vento do alto , porque llega desde el monte barbanzano de A Curota. Lo conocen desde siempre y desde siempre ha causado problemas en A Illa, pero los más veteranos aseguran que no recuerdan un año en el que los haya sobresaltado tantas veces como este.
Comenzó apenas iniciado el 2010, el 14 de enero, un día que muchos vecinos del municipio tardarán en olvidar. En esa ocasión el vendaval aprovechó la noche para atacar el muelle isleño, y para cuando los marineros pudieron reaccionar la costa de O Cantiño era ya un auténtico campo de batalla. Varios barcos y multitud de planeadoras acabaron en tierra y las pérdidas fueron enormes. Los daños causados por este temporal, al que se dio el nombre de Flora , fueron calculados por los marineros y los bateeiros isleños en 312.000 euros.
Año 2006
No era la primera vez que ocurría. En el mes de marzo del año 2006 otro episodio de viento del noroeste se cebó una tarde en los pantalanes de embarcaciones menores de O Xufre y ocasionó también importantes destrozos. En esta ocasión llegaba un poquito más escorado, no desde A Pobra, sino desde Cabo de Cruz.
Tampoco fue la última. A lo largo de este mes de noviembre, sin ir más lejos, la ventisca ha soplado en varias ocasiones desde detrás de los montes de Barbanza. Para este fin de semana las predicciones meteorológicas retrataban también una situación similar.
El temido noroeste ha causado desde siempre problemas para las bateas y para los barcos de A Illa. Pero los marineros afirman que ahora, con las obras del muelle, hace todavía más daño. En la ensenada de O Xufre se ha construido un dique de abrigo que protege del viento del norte, pero que agrava el peligro cuando arrecia el vento do alto . Las ráfagas que llegan de A Pobra, y que antes enviaban el mar hacia la Cruz do Aguiuncho, lo lanzan ahora contra el dique de abrigo, explican aquellos a quienes su efecto ha curtido la piel. Allí se encuentra sin salida y regresa enfurecido hacia las embarcaciones atracadas en su camino.
Este problema ya se ha planteado a los responsables autonómicos y desde la consellería do Mar se han comprometido a instalar, dentro del proyecto de ampliación del muelle, un dique flotante de abrigo. Los marineros lo esperan como agua de mayo para que acabe con sus desvelos.
Fuente: La Voz de Galicia